Introducción
En el marco del 10 de mayo, más allá de los reconocimientos simbólicos, las empresas tienen una gran oportunidad: convertir el agradecimiento en acciones reales que transformen la vida de las madres trabajadoras.
En América Latina, la conciliación entre la vida laboral y familiar sigue siendo uno de los principales desafíos para miles de mujeres. Según la «Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo» (ENOE) del INEGI, el 72% de las mujeres ocupadas tiene al menos un hijo, y muchas de ellas enfrentan jornadas que superan las 48 horas semanales.
A esto se suma una carga invisible en el hogar, que raramente es reconocida por las estructuras organizacionales, pero que impacta directamente en el desempeño, la salud mental y la permanencia laboral de las colaboradoras.
El reto de equilibrar trabajo y vida personal
Carga invisible y doble jornada
Una madre trabajadora puede llegar a cumplir el equivalente de 98 horas semanales si se suman las actividades profesionales y las responsabilidades del hogar.
Esta carga invisible, aunque no remunerada ni visibilizada, representa un segundo turno que afecta su bienestar y su desempeño profesional. Además, un estudio del «Instituto Peruano de Economía» (IPE) señala que en Perú, el 41% de las mujeres decide no reincorporarse al trabajo luego de ser madres, mientras que la participación laboral de los padres varía mínimamente tras el nacimiento de sus hijos.
Este desbalance genera un agotamiento crónico y, con el tiempo, reduce la productividad y compromiso de las colaboradoras si no existe un entorno que las respalde.

Abandono laboral y penalización profesional
De acuerdo con el Instituto Peruano de Economía, el 41% de las mujeres que se convierten en madres no regresan al trabajo formal, y muchas que lo hacen enfrentan menores oportunidades de ascenso y brechas salariales persistentes.
La llamada “penalización de la maternidad” es una realidad: en toda América Latina, las mujeres con hijos tienen tasas de desempleo y subempleo significativamente más altas que los hombres en condiciones similares.
Además, estudios regionales muestran que las madres son percibidas con menos potencial de liderazgo que sus colegas sin hijos, lo que limita su crecimiento profesional. La falta de apoyos como guarderías, horarios flexibles y licencias igualitarias incrementa este fenómeno y obliga a muchas mujeres a elegir entre su desarrollo profesional o su rol de cuidadoras principales.
Casos reales de empresas con buenas prácticas
Ejemplos inspiradores en Latinoamérica
Empresas como PepsiCo, Danone y AT&T en México han implementado medidas que van desde licencias parentales igualitarias hasta salas de lactancia y horarios flexibles.
AT&T ofrece 40 horas pagadas al año para atender actividades escolares de sus hijos, ManpowerGroup ha destacado por su cultura de corresponsabilidad, otorgando permisos extendidos tanto a madres como a padres y creando entornos de trabajo híbridos, este tipo de medidas no solo mejoran la retención del talento femenino, sino que demuestran un compromiso corporativo con la equidad y la inclusión.
Las empresas que lideran estas prácticas entienden que apoyar la maternidad no es una concesión, sino una inversión en productividad, reputación y fidelización del talento, de hecho, los rankings “mother-friendly” de América Latina muestran que aquellas organizaciones con políticas activas de conciliación tienen hasta un 30% menos rotación en sus plantillas femeninas.

Conclusión
El verdadero homenaje a las madres trabajadoras no es una flor ni una comida, es una estructura laboral que comprenda, respete y actúe sobre sus necesidades, políticas de flexibilidad, espacios seguros, equidad salarial y licencias adecuadas son solo algunas de las medidas que Recursos Humanos puede impulsar para retener talento y fomentar una cultura de inclusión. Las empresas que toman acción verán los frutos en equipos más comprometidos, leales y productivos.
El reconocimiento real no se limita a una fecha del calendario: se construye día a día a través de decisiones organizacionales que consideran la maternidad no como un obstáculo, sino como una etapa más en la vida profesional de sus colaboradoras. Implementar este enfoque es el paso que distingue a las empresas que celebran a las madres de aquellas que realmente las apoyan.
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